miércoles, 13 de julio de 2011
¿Por dónde empezar?
Quizá he tenido esa sensación que todos hemos sufrido alguna vez...tienes un amigo, con el que hace timepo que no hablas, sabes que has de llamarle, y lo dejas para mñana, y pasado y al otro...y al final ha pasado tanto tiempo que no sabes por dónde empezar, cómo excusarte y explicarle que la falta de noticias no significa nada, le sigues queriendo igual, es más, generalmente esta sensación sólo aparece cuando se trata de gente muy querida...el caso es que un día te decides a coger el teléfono, y cuando la voz al otro lado responde...todo es igual que siempre, parece que no haya pasado el tiempo y entonces te preguntas: ¿por qué esa sensación? y nunca lo sabrás. Y lo peor de todo es que te volverá a pasar una y otra vez, y nuca aprenderás...porque le hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra...
El caso es que aquí estoy, en el sitio de siempre, con el café de siempre, y... aunque esté mal decirlo, con el cigarrillo de siempre. Y nada ha cambiado, pero han pasado tantas cosas en estos meses...que de veras no sé por donde empezar.
Mi colaboración con el proyecto de ayuda a las viudas terminó...las echaré de menos, pero me quedo con sus caras, sus sonrisas y sus miradas de esperanza hacia una vida mejor. No sé ellas, pero yo nunca las olvidaré, las charlas en sus pequeñas casas se me han quedado grabadas, y desde luego es una experiencia que nadie me va a quitar, todavía no sé hasta qué punto, pero se que me han enseñado mucho, sin darse cuenta, estas mujeres de han convertido en un ejemplo a seguir que me ha marcado para siempre. Ahora sólo he de ser valiente y cada vez que un impedimento se cruce en mi camino, mi cabeza y mi corazón las traerán a ellas de vuelta y estoy segura de que su recuerdo me ayudará a ver las cosas de otra forma...nada es lo que parece, y si tú quieres puedes hacer que tu vida cambie...
Y bueno, quizá debería contaros lo que ha pasado en este tiempo no?? Allá por el mes de marzo, andaba yo un poco perdida, sin saber qué hacer y algo preocupada...supongo que es lo normal cuando vives en un país que no es el tuyo, no tienes trabajo, ni ningún plan de futuro fructífero entre manos...y entonces...el camino volvió a enderezarse!
Venía a Nepal un equipo de producción para llevar a cabo el rodaje de una peli española...mails por aquí, y llamadas por allá (gracias a todos los que participaron) entré a trabajar en el equipo!
Para seros sincera, estaba un poco asustada...nunca había trabajado en una producción, y allí estaba yo más chula que un ocho, convenciéndoles de que yo era su persona adecuada...Y bueno, parece que así fue.
Empezó el ritmo frenético de trabajo, unas 10 horitas al día, así para empezar. Yo estaba en la oficina, con los números...pufff, yo que soy más de letras que un diccionario! si Eugenia, mi profe de mates del CEU me hubiera visto...jejejej
A los pocos días me mandaron a la zona de Mustang, a la montaña, sólamente unos días, para comprobar que la preparación del rodaje iba bien, vamos, que los hoteles estaban reservados, los coches preparados, y las localizaciones cerradas...y...sorpresa sorpresa!!!nada de esto había ocurrido..
Allí empezó la locura! Nunca olvidaré aquel día en JOmson, cuando todo el equipo empezaba a trabajar y yo me encargaba de los transportes...una pequeña confusión y de pronto todo se había desbaratado...recuerdo los jeeps arrancando y yo allí, sola, viéndoles marchar con las lágrimas en los ojos...jajjja ahora me río, pero tendríais que haberme visto!Este día fue el primero en el que pensé en dimitir..."Pati, esto no es para tí, vuelve a Kathmandu y punto..."
Lo que iban a ser unos días se convirtió en 3 semanas de auténtica locura, maldito despertador y duros habitantes de los pueblos nepalís...hay anécdotas para escribir un libro, pero son tantas que no puedo contarlas todas...
Finalmente todo salió bien, y volvimos a Kathmandu a seguir con el rodaje. Casi dos meses más con montones de localizaciones y traslados que el equipo sacó adelante con muchísimo esfuerzo y no menos risas...
Rodamos en todas partes, montando el espectáculo allá donde íbamos...cortando calles, movilizando slums, sobreviviendo justo al lado de las pocilgas, construyendo caminos, comprando agua agua y más agua...miles de extras por controlar, en su mayoría niños (salvajes, muy salvajes)
Y el pasado 18 de junio dimos el aplauso final a un rodaje de infarto, y una de las experincias más fructíferas en interesantes de mi vida. Es impresionante ver cómo funciona la maquinaria de un rodaje, cientos de personas involucradas en un mismo proyecto, cada uno con lo suyo, pero todas las partes al final se ponen de acuerdo para formar parte de un todo.
Desde luego nunca olvidaré estos 3 meses, tampoco a la gente que conocí en el camino, a mi equipo de producción español, que tanto confió en mi, Anna la primera, y luego Asia, Mer y Lore...GRACIAS POR TODO!
Espero de veras volver a coincidir con vosotros, de momento para unas cañas o lo que se tercie en Madrid!!!
se me olvidaba deciros que en exactamente 3 semanas estaré por los madriles...así que nos vemos!!!
Os dejo unas fotillos del rodaje!
lunes, 7 de febrero de 2011
Pemba
Pemba Shrestha nació hace cincuenta años en un pequeño pueblecito del Valle de Katmandú, Kusule. Su familia era una típica familia de la época: su padre tenía dos mujeres, la primera con dos hijos y la segunda, la madre de Pemba, con tan sólo una niña. Cuando Pemba tenía 8 años, su madre murió, y la primera mujer de su padre la envió al pueblo de Tatopani, a vivir con sus tíos maternos. Allí disfrutó de una infancia tranquila y feliz, sus tíos la querían mucho y la vida en el pueblo transcurría tranquila, sin demasiadas necesidades. Como la familia no podía permitirse enviar a Pemba a la escuela, fue su tío el encargado de enseñarle al menos el alfabeto y los números, pero han pasado tantos años que ya ni se acuerda…
Hasta la edad de 16 años nuestra amiga trabajó en el campo, pero un día, unos vecinos del pueblo le ofrecieron mudarse a Katmandú, donde estaban abriendo una fábrica de productos de lana. Ellos la apreciaban mucho, y tenían ganas de ver cómo Pemba se labraba un futuro, así que ella se lió la manta a la cabeza y se mudó a Katmandú de la mano de sus amigos.
El trabajo en la fábrica estaba bien y Pemba empezó a disfrutar de su vida de adulta, llevando una vida humilde pero sin penurias. Cuando cumplía los 20 años, conoció a Asha, un amigo de su jefe, que inmediatamente quedó prendado de ella y empezó a tratar de conquistarla. Asha era muy alto, tanto que resultaba gracioso y la gente lo miraba con curiosidad por la calle, y a ella en realidad no le gustaba mucho, pero se dejó conquistar…
Él la visitaba cada día, unos días le traía flores, o algún aperitivo, un té, unas pulseras… Asha era cariñoso, amable y muy educado y Pemba acabó cayendo rendida a sus pies. Tantas atenciones y empeño hicieron que aquel hombre pasara de ser “grande y gracioso” a convertirse en el amor de su vida.
Tras unos meses de conquista todo quedó arreglado, se casarían y formarían una familia. Él tenía una esposa anterior y un hijo varón, de un matrimonio arreglado por los padres. Su vida ya estaba establecida, ya había cumplido con las tradiciones deseadas por la familia, así que cuando Asha presentó a la mujer que amaba a todos, nadie se opuso a la unión.
Durante una época vivieron en la casa familiar, pero Pemba allí no se encontraba a gusto, así que la pareja se mudó a otra casa en Katmandú para seguir con su vida. Pasados unos años nació Rebika, su única hija, y la felicidad de Pemba fue totalmente plena. Su marido tenía un buen trabajo en una imprenta en Bakhtapur, así que ella dejó su trabajo y se dedicaba enteramente a su familia, a cuidar de su hija y su esposo y a disfrutar de la vida al máximo. Juntos solían ir al cine, de picnic o a visitar a familiares y amigos. En época de grandes festivales, como Dasaín, visitaban a la familia de su marido y las relaciones cordiales con aquellos hacían de aquellas temporadas momentos dulces y plenos.
Pero hace 18 años la tragedia llegó a la vida de Pemba y su vida dio un vuelco inevitable: Asha enfermó de tuberculosis, y tras un año de sufrimiento murió. Entonces la primera esposa y la familia prometieron apoyarla y encargarse de que nada le faltara, ni a ella ni a su hija…pero tras sólo seis meses de luto (cuando la tradición manda trece) la primera mujer y el resto de la familia desaparecieron dejando las esperanzas de Pemba y su hija enterradas en la ignorancia. Cambiaron de domicilio y nunca volvieron a contactar con ella. Así que esta mujer se vio de pronto sumida en una profunda tristeza, con una niña de 5 años a la que sacar adelante y un puñado de rupias con el que no podía ni pensar en sobrevivir una semana. Su marido había trabajado para el gobierno, por lo que le debería corresponder una pequeña pensión oficial, pero la primera esposa se había marchado, con todos los papeles y ella ahora no podía hacer nada…
La vida le había puesto una prueba, y a pesar de todo, Pemba fue valiente y se puso manos a la obra para intentar rehacer su vida. Buscó a su antiguo jefe, que la readmitió en la fábrica de lana, buscó una nueva habitación, más barata y siguió con su vida aprendiendo a sobrellevar la pobreza y la pena al mismo tiempo.
Rebika ahora tiene 23 años y se encarga de cuidar a su madre, que tras la muerte del esposo trabajó muy duro para poder sacarla adelante. Pemba se hace mayor y su cuerpo y su vista fallan cada vez más, por lo que ya no puede coser como antes y no puede trabajar en la fábrica como solía hacer. Ahora se encarga de limpiar e hilar los rollos de lana, lo que hace que su salario sea mínimo, unos 7 euros de media. La hija trabaja en una tienda a tiempo parcial y con su pequeño salario y el de su madre apenas se pueden permitir el alquiler de una pequeña habitación húmeda y oscura.
Hace unos años la desesperación y la tristeza llevaron a Pemba a una iglesia cristiana, donde encontró algo de consuelo y decidió convertirse al cristianismo. Acude casi cada día a rezar y dice que así se siente mejor, y que está segura de que su marido está en el cielo y desde allí las protege, a ella y a su hija. Y allí es donde conoció a Pampha, otra amiga de Kumari House que la animó a acudir a la Fundación para poder asistir a las clases de alfabetización y así poder progresar.
Fue así como el equipo de TDHF conoció a Pemba y su historia, y decidió que debía entrar a formar parte del proyecto la Casa de las Viudas apoyado por Namaskar y sus socios. Ha pasado apenas un mes y medio desde entonces y Pemba y su hija ya tienen una cama nueva, mantas, una olla a presión y ahora esperan la nueva cocina de gas. Un pequeño hilo de esperanza ilumina su camino y tanto ellas como el equipo de la fundación trabajarán para seguir adelante y convertir las ilusiones en realidad.
De momento Pemba sólo quiere aprender a leer para poder manejarse sola, sin tener que estar preguntando cada vez qué es lo que pone en los papeles, en el periódico o en su la pequeña biblia que el sacerdote le regaló.
domingo, 2 de enero de 2011
2011
He tenido la oportunidad de conocer a fondo un país nuevo, con su cultura, sus tradicones y su gente. No nos engañemos, Katmandú no es el paraíso, es más, hay miles de inconvenientes que hace que la vida sea de todo menos fácil, cortes de lectricidad, polución, falta de agua, atascos, pobreza, corrupción, suciedad...pero luego encuentras los templos, las estupas, los niños, las mujeres mayores, las sonrisas, la hospitalidad, la generosidad, las cenas a la luz de las velas, todos los extranjeros unidos en una misma experiencia...
Por el camino encontré a Toni, a Maya, mis niñas de Kumari House, a Marta, a Edu, a Pierre, a Patri, a Mahesh, Rajesh, Jayesh, Kishwor, Sergi, Pera, a mi Didi...y a Subhash. Todos ellos y un largo etcétera han hecho que aquí me sienta como en casa, que las buenas energías me rodeen a cada paso, y que los inconvenientes se hagan pequeñitos frente a las ventajas.
Digamos que el balance de mi año es más que positivo y que empiezo el 2011 con más proyectos e ilusiones, esperando que poco a poco mis pequeños sueños se vayan haciendo realidad.
Para terminar este magnífico año Subhash y yo decidimos huir de la heladora Katmandú y ejercer de turistas en Chitwan, un parque natural en la zona del Terai, al sur de Nepal. Allí disfrutamos de tres días estupendos rodeados de naturaleza, aire fresco y silencio. Paseo en elefanta por la jungla, durante el que vimos mogollón de animales: pavos reales, ciervos, jabalís..y el preciado rinoceronte "salvaje", que para seros sincera, ni se inmutó cuando nos acercamos a él, está más acostumbrado a la gente que yo...jejej
Desde el lomo de Srijana (la elefanta) disfrutamos de un atardecer impresionante, uno de los más bonitos que he visto en mi vida, a la orilla del río.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Bhagawati
Esperamos que así sea, y desde Tdhf seguiremos apoyándola a ella y al resto de las viudas del barrio gracias a Namaskar y sus socios, que confían en nosotros para llevar a cabo esta labor.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Aquí sigo
Ya ha pasado un año...
En tres días hará un año desde aquel día en que me subí al avión, rumbo a Katmandú, sin tener ni idea de lo que me esperaba aquí...
Desde entonces...pufff! han pasado millones de cosas y he conocido a personas increibles, amables, tolerantes, y con ese saber estar que sólo en Nepal he conocido. Los nepalís tienen algo especial, su sonrisa, su mirada, sus gestos, sus palabras... algo que me atrapó desde aquel primer día en que conocí a Rajesh, y me abrió las puertas de su casa y de su familia, y después Toni y Maya, Paloma, Nabin, Machkyas y compañía; o todos y cada uno de los personajes de Katmandú que han ido entrando en mi vida poco a poco...es imposible enumerarlos a todos (más aún teniendo en cuenta que de muchos no sé el nombre y nos comunicamos con el tradicional Dai o Didi, que sirve para todos). Luego llegó Edu, Patricia, la "spanish family", Joli, Tati y Raúl...que forman parte de los que vienen y van, y de los que tanto he aprendido, y con los que tantísimos buenos momentos he compartido. Y hace unos meses empezaron mis clases de nepalí, y allí conocí a Marta, mi nueva "inseparable" que también hace que en el día a día se añore menos España.
Pero hay un grupo de personitas sin las que esta experiencia hubiera sido definitivamente distinta: mis niñas... Muskan, Roja, Kabita, Asmita, Ishu, Susmita, Sumitra... y el largo etc. que forma la gran familia de Kumari House. Si en algún momento me encuentro algo triste o baja de energía, no tengo más que acercarme a pasar un rato con ellas, y todo se olvida. Su ilusión y ganas de vivir, la alegría que desprenden en cada cosa que hacen, en cada abrazo y beso que me regalan cada día, hacen que me haya hecho adicta a su mundo...
Y por ellas va el post de hoy, porque son lo mejor del mundo y se merecen que todos nosotros hagamos algo por ellas. Porque son el alma de la fundación, y el motor para que todo el equipo de TDHF siga adelante. Por eso os ruego a todos que os deis una vuelta por la web (aquí ) y penséis si hay alguna manera en la que podáis apoyar alguno de los proyectos...pero no sin antes echar un vistazo al pequeño homenaje que he preparado para ellas...
¡Ahí va!
Os quiero
lunes, 2 de agosto de 2010
La Casa de las Viudas
Aún así, Sova es fuerte y sigue adelante por ella y por sus hijos. Ahora mismo trabaja limpiando dos casas diferentes y sus hijos Prasant, de 10 años, y Sagar, de 8, la ayudan mucho. Ambos son buenos estudiantes, y cuando su madre está muy cansada, o ha de salir muy pronto de casa para trabajar, ellos mismos se preparan la comida y limpian la pequeña habitación en la que viven. Están muy orgullosos de su madre, que ahora acude a clases de inglés, con la esperanza de que hablar este idioma le abrirá las puertas para un trabajo mejor, o simplemente le ayudará a comprender mejor a los médicos cuando va al hospital y le recetan alguna medicina.
Con una gran sonrisa desde lo alto de la escalera nos dice: ”Todavía no se mucho, pero la próxima vez que vengáis, nada de nepalí, os contaré lo mismo, ¡pero en inglés!”
sábado, 10 de julio de 2010
Nepal, tierra de hippies
Mamá, papá, si leéis esto, no os muráis del infarto...jejej he elegido la segunda opción, y puesto que la cosa no va sólo de estudiar sino de aprender algo, me he matriculado en clases de nepalí, que me hará la vida mucho más fácil aquí.Si, sí, casi todo el mundo habla inglés aquí, pero el trato que recibe un extranjero cambia si chapurrea unas palabrillas en su idioma...en las tiendas, en los taxis, en los restaurantes...incluso con los mendigos y los niños del pegamento. Si hablas nepalí, te respetan, les hace gracia, y les encanta que hagas el esfuerzo de hablar su idioma...así que los precios bajan, la calidad del servicio sube, y los mendigos se van a la primera que les dices que no les vas a dar dinero. Por supuesto esto no es una fórmula mágica, pero os aseguro que desde que chapurreo unas palabrillas cuando me subo a un taxi, parece que los taxímetros hasta funcionan!!!si no, nada de taxímetro, precio fijo, que siempre es mucho más de lo que marca la maquinita.
El día 16 empiezan mis clases: de lunes a viernes, de 11h a 13h, siempre y cuando el domingo me den la carta de aprobación del ministerio para poder tramitar el visado, de otra manera, tendría que organizar una boda express antes del día 15!!y me da mucha pereza, no tengo ni saari!jajja
Ayer llegó Paty, una amiga de mi hermano que viene a hacer algo de voluntaria y se quedará hasta septiembre, es una valiente la tía, ha sido dicho y hecho!!Y en su maleta, para los que no teneis facebook, y no hayáis leido los comentarios de mamá en mi muro...(jejejej) venían unas bandejitas de boquerones en vinagre, jamoncito, lomo, chorizo, COLACAO (ahora mismo me estoy tomando el primero...), unos polvos bronceadores y corrector de ojeras (aquí lo del moreno no se lleva, todas quieren blanquearse al estilo Michael Jackson), un reloj y una camiseta que reza algo así como "Yo estoy con LA ROJA!" que por supuesto vestiré mañana, día de la gran FINAL!!!
Mientras, la vida sigue en Kathmandu. Parece que el monzón por fin asoma la cabecita, y empieza a llover, poco a poco, nada realmente importante, pero las temperaturas bajan y parece que la gente en el campo recupera la esperanza de no perder la cosecha de arroz. Las niñas de Kumary House cada día están más mayores y más espabiladas, y yo las quiero más y más...Toni, concentrado en su salud para no dejar que la diabetes le venza, y el tío lo consigue, el primer objetivo era bajar peso y a base de dieta y de grandes paseos que nos damos cada día, ya ha bajado 12 kilos! Y yo sigo con mis fotos y mis textos para los boletines de la fundación. Es el trabajo que más me gusta, visitar a la gente en sus casas, hacerles fotos, y luego escribir sobre ello, es un regalo!
Y poco más amigos, como veis todo sigue de maravilla en la cima del mundo, y ahora que tengo una nueva invitada me toca hacer un poco de turismo, que en el fondo me encanta!así que os dejo.
Muchos besos a todos
Os quiero
PD. No os había enseñado mi cuarto no?aquí os dejo un par de fotillos