lunes, 2 de agosto de 2010

La Casa de las Viudas

Los libros sagrados del hinduismo dicen que la mujer desde el momento en que se produce el matrimonio, pasa a ser propiedad de su marido. Antiguamente, cuando el hombre moría, su esposa estaba condenada también a la muerte y era incinerada al mismo tiempo que su difunto esposo. Era una forma de castigar a la mujer, que inmediatamente era juzgada por familia y sociedad como mala esposa y causante de mala suerte. Con el tiempo, la tradición y las leyes dieron un paso adelante y este castigo de fuego y muerte, fue cambiado por otro tipo de condena, la muerte en vida.
En India y en Nepal, una viuda pierde en el momento de la defunción del hombre, cualquier tipo de estatus social que pudiera tener anteriormente. Y al desaparecer el “propietario” pasa a ser una pertenencia más de su familia política: de sus suegros, sus cuñados y demás. En muchas ocasiones, cuando hablamos de familias de baja condición social y económica, estas mujeres se convierten única y exclusivamente en un problema y una boca más que alimentar, (o dos, o más, dependiendo del número de hijos que tenga) y son abandonadas teniendo que empezar de cero para poder seguir adelante, y sacar a flote a sus hijos con ellas.
Es por esto que el equipo de Tdhf decidió que ellas, las viudas, merecían una atención especial, había que ayudarlas por encima de todo y conseguir devolverles la dignidad y la ilusión perdidas. Gracias a Namaskar, el proyecto de ayuda a las viudas del Barrio 18 sigue delante y desde Tdhf cada día somos testigos de cómo crecen las ilusiones de estas mujeres castigadas, de algún modo, por la vida y una tradición ancestral.
Hoy os presento a Sova Khatri, una mujer de 31 años con dos hijos, vecina del barrio desde hace 6, y a la que la condición de viuda le ha cambiado la vida por completo.
Sova tenía 18 años la primera vez que vino a Katmandú desde su pueblo, Sindupal, a vivir con su hermana mayor. Después de un año haciéndose cargo de ella, su hermana decidió buscar un marido para Sova, pues ya tenía 19 años y había llegado el momento de casarse. Fue así, como a través de una vecina del barrio, Raju Khatri apareció en su vida. Aquella vecina les aseguró a ella y a su hermana que Raju era un buen hombre, trabajador y honesto, así que Sova empezó su nueva vida cargada de ilusión y esperanza, con muchas ganas de tener su propia familia.
Tras la boda, la pareja se mudó al pueblo de él para vivir con su familia. Pero inmediatamente Sova empezó a darse cuenta de que aquel hombre que ya era su marido para siempre, no era tan bueno, ni tan honesto como le habían prometido. Raju era alcohólico, y nunca se ocupó de ella de la manera apropiada. Tras el nacimiento de su segundo hijo, Raju volvió a Katmandú en busca de un trabajo, pero su ayuda nunca llegó al pueblo, así que Sova cogió a sus dos pequeños y se trasladó también a la ciudad para ver si así podía dar a sus hijos una vida digna.
Raju jamás tuvo un trabajo ni se preocupó por su familia, así que Sova trabajaba como asistenta del hogar y cuidaba de sus hijos como podía. Y aquello que parecía una mala vida se convirtió en infierno cuando Raju empezó a maltratarla a ella y a sus hijos. Cuando la violencia se instaló en su hogar, Sova no pudo más y comenzó a pedir ayuda, y fue así como conoció Kumari House y la fundación. Esto fue hace cinco años y en aquel momento comenzó a recibir ayuda para sus hijos, ambos fueron esponsorizados y escolarizados, lo que le daba a Sova un pequeño respiro ya que la salud de su marido comenzó a resentirse, con muchos problemas de riñón y de hígado, derivados del alto consumo de alcohol, que convirtieron las idas y venidas al hospital en una rutina más de esta mujer luchadora y valiente.

Y hace dos años y medio, Raju murió. Y la vida de Sova sufrió un cambio radical. Como ella bien explica, la condición de viuda para ella tiene dos caras: por un lado, dentro de casa, se siente más tranquila, más fuerte, ya no hay palizas, ni vejaciones, y todo el dinero que gana trabajando lo puede invertir en ella y en sus hijos; pero por otro, el hecho de ser una mujer sola, de cara a la sociedad, le pone las cosas muy difíciles. De puertas para afuera, no tiene a nadie que la proteja, y esto hace que carezca del “respeto social”, que en una sociedad como esta es tan importante.

Aún así, Sova es fuerte y sigue adelante por ella y por sus hijos. Ahora mismo trabaja limpiando dos casas diferentes y sus hijos Prasant, de 10 años, y Sagar, de 8, la ayudan mucho. Ambos son buenos estudiantes, y cuando su madre está muy cansada, o ha de salir muy pronto de casa para trabajar, ellos mismos se preparan la comida y limpian la pequeña habitación en la que viven. Están muy orgullosos de su madre, que ahora acude a clases de inglés, con la esperanza de que hablar este idioma le abrirá las puertas para un trabajo mejor, o simplemente le ayudará a comprender mejor a los médicos cuando va al hospital y le recetan alguna medicina.
Gracias a la ayuda de la fundación, Sova recibe un saco de arroz mensual y doce puntos, que son 1200 rupias (unos 12€) para comprar comida. Ya tiene una cocina de gas, una olla a presión, una cama digna, y algunos complementos del hogar como manta, armario y demás, que le dan a su pequeña habitación un aire diferente. Esto y la certeza de saberse dueña de su vida, hacen que su mirada cambie cuando hablamos del futuro y le proponemos que nos enseñe algo de lo que va aprendiendo en las clases…

Con una gran sonrisa desde lo alto de la escalera nos dice: ”Todavía no se mucho, pero la próxima vez que vengáis, nada de nepalí, os contaré lo mismo, ¡pero en inglés!”
Trato hecho Sova, te deseo toda la suerte del mundo!





4 comentarios:

  1. Eli dice: ¡Qué sonrisa más bonita tiene Sova! Y que ganas tengo yo de ver la tuya en directo. Un besote gordo, guapa.

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  2. qué orgullosa estoy de ti amiga! muchos besos!

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  3. Cuánta ilusión, alegría y esperanza concentrada, mero bhaini... Sabes que te quiero, ¿verdad?
    ¿Cómo siguen las visitas a KAthmandú? Imagino que muy atareada y acompañada. Namasté lo digo. Ur Paloma DD

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  4. Felicidades por el artículo!
    Un besazo desde Barcelona y animos con tan maravilloso trabajo!

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