lunes, 21 de junio de 2010

Bisal

Bisal nació hace 6 años en Ramechhap, en la región de Janakpur, área central de Nepal, y por esas cosas que tiene el destino, su madre, Putali, murió en el parto. Su padre, Changba, no pudo superar la muerte de su esposa, y la tristeza y la fuerza de las supersticiones hicieron que quisiera acabar con la vida del menor de sus 10 hijos. Pero algunos familiares se hicieron cargo del bebé y cuando Bisal contaba con tan sólo 17 días, cayó en los brazos de una tía lejana, Pampha Tamang, la que sería desde entonces y para siempre, su madre.
Pampha y su marido viven en el Barrio 18 de Katmandú, aunque él hace unos tres años que se marchó a Arabia Saudí y, una llamada telefónica y mucho tiempo después, nadie sabe dónde está. El trabajo y el dinero prometido nunca llegaron así que Pampha lucha por salir adelante como puede, luchando por ella y por su hijo, Bisal.
Ambos forman parte del proyecto de Tdhf de ayuda al barrio, ella, dentro del proyecto de alfabetización de mujeres, y él es uno más de los 26 niños que cada tarde acuden al Open Center, a hacer sus deberes y compartir ilusiones con las profesoras y el resto de los niños.
Cuando hablamos del Open Center se le ilumina la cara y nos cuenta lo que hace allí cada tarde: los deberes, pintan, dibujan, a veces ven una peli, y otras, meriendan o reciben algo de aceite, lentejas y demás para llevar a casa. Su mirada desprende orgullo cuando cuenta cómo hay días en los que la bolsa que le dan allí pesa tanto que le cuesta traerla a casa, pero siempre lo consigue.
No se pierde ni un día en el centro, al que acude después del colegio, y la lista de amigos que allí tiene es interminable, cuando empieza a enumerarlos, parece que no va a terminar nunca. Cuando le toca elegir una profesora, es distinto, no lo tiene tan claro, así que al final decidimos que todas le gustan por igual: mucho.
Hace unos seis meses que Bisal y Pampha entraron a formar parte de la gran familia de Tdhf, y a pesar de las desavenencias y la dureza de la vida de ambos, sus gestos y su actitud son de alegría y esperanza. Sobre el regazo de su orgullosa madre, Bisal nos cuenta que le gusta estudiar, y que de mayor quiere ser médico…
“¿Por qué médico Bisal?”
“No sé, para ayudar a la gente”.
Una ilusión más del Barrio 18 de Katmandú.

3 comentarios:

  1. Como siempre que te leo me emociono, luego me enfado conmigo misma por ser tan quejica en mi vida y darme cuenta de lo feliz que es la gente con algo que yo aquí doy por hecho.... joder, qué sensación más rara. Deberías escribir más, y escribirME más ;-) porque te echo de menos mucho, y me alegra saber de ti mucho más.
    Sigue aprendiendo de todo esto, mil besos amiga

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  2. Hola Pati.
    Recuerdo las caras de la gente de Nepal, (siempre tan risueñas) y puedo imaginar lo que se siente al conocer historias cotidianas como la que cuentas... ¡Como me ha gustado!
    Espero que sigas descubriendo experiencias similares y disfrutando de ellas.
    JL

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  3. Hola Bahini!!!! ¡Qué añoranza y qué ganas de estar en el 18th Award y conocer a Bisal y a su aguerrida madre (que orgullo de mujeres, por Lord Shiva te lo digo! Cada día queda menos y pronto estaré yo también en el Open Center con esos estupendos niños y niñas que tanta alegría regalan. Será la emoción o que os echo de menos a todos, pero algo cae por mis mejillas, Ka garney?
    Mil besos de tu DD

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